Paraná

Advierten que la cuenca del río Paraná está contaminada con glifosato

Según un estudio de científicos del Conicet, los resultados fueron alarmantes en los tramos del Paraná que comprenden a las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. Sería consecuencia de las actividades agrícolas que se realizan en la zona.

La cuenca del río Paraná está altamente contaminada con el herbicida glifosato o AMPA, su degradación, según una investigación de científicos argentinos publicada por la revista internacional Environmental Monitoring and Assessment.

El trabajo, que lleva la firma de, entre otros, Alicia Ronco y Damián Marino, investigadores del Conicet, expone que el Paraná recibe una carga contaminante de sus afluentes sobre todo en las zonas donde se realiza agricultura intensiva mediante la fórmula que combina semillas transgénicas, agroquímicos y siembra directa.

La investigación, llevada a cabo entre los años 2011 y 2012, destaca que el herbicida y su metabolito se concentran mayormente en los sedimentos de los cursos de agua que alimentan al Paraná.

Mediante testeos concretados en 23 puntos específicos del río en cuestión, el Paraguay y sus afluentes, los científicos ubicaron altas concentraciones del plaguicida sobre todo en el lecho de estas corrientes, publicó el sitio Adelanto24.com.

El monitoreo arrojó, contundente, que la contaminación más alta de glifosato corresponde al río Luján. También los resultados fueron alarmantes en los tramos del Paraná que comprenden a las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. Para el equipo que llevó a cabo la experiencia, esto es consecuencia directa de las actividades agrícolas que se realizan en toda esa área del país.

«La carga de glifosato aumentó a partir de la zona centro de la provincia de Santa Fe, con concentraciones muy elevadas en afluentes como el arroyo Saladillo. Los niveles que medimos en muchos casos dieron más elevados que los cotejados directamente en campos de soja», enfatizó Marino.

«Se detectó sulfuro, y el problema es que opera como un agente que no permite la degradación normal a través de microorganismos. La falta de oxígeno que origina el vínculo entre el glifosato y el sulfuro hace que el herbicida perdure en el tiempo. La falta de organismos que oxiden, derivada de esta combinación que hallamos en los lechos, origina que el glifosato siga acumulándose», argumentó el científico.
Sostuvo también que buena parte de la incorporación del plaguicida a las aguas surge del escurrido de las lluvias que caen sobre los campos productivos.

«El glifosato es poco afín a permanecer en el agua, por eso lo detectamos muy poco en el centro del río. Pero sí se adhiere en el fondo, se acumula en el barro. En tanto los materiales tienden a movilizarse hacia las costas, entonces tenemos un lodo en tránsito que luego se acumula en las playas», indicó.

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