La intendenta Rosario Romero está dando sus primeros pasos al frente del gobierno de Paraná en un contexto nacional complejo · La debilidad estructural de peronismo entrerriano complica sus perspectivas · El relacionamiento con la Provincia y la Nación avanzan por carriles disímiles
El Gobierno municipal enfrenta un escenario de extrema dificultad por, al menos, tres razones principales: la complejidad política, la falta de recursos y el incremento de la demanda social.
El primer factor está determinado por los resultados de las elecciones del 2023. En la ciudad se votó un signo político, en la provincia otro y en la Nación, tras el balotaje, se impuso un tercer partido distinto de los anteriores. Aunque el gobernador Rogelio Frigerio asumió una postura dialoguista y de acompañamiento al presidente Javier Milei, los vasos comunicantes entre el gobierno provincial y el nacional no tienen circulación fluida. Mucho depende de los vínculos personales del mandatario provincial con referentes principales de la Casa Rosada.
Además, los comicios dejaron a Rosario Romero al frente del gobierno con signo justicialista más importante de Entre Ríos. De allí que la presidencia de la Liga haya sido un gesto obligado de los demás intendentes peronistas. Existen, sin embargo, recelos sobre cómo Romero ejerce esta conducción, debido a la proximidad que muestra con Frigerio.
En ese orden, corresponde señalar que el Partido Justicialista terminó armando de apuro una lista de unidad para el Consejo provincial recargado de referencias agotadas en la política local. Sin renovación ni otras figuras de peso y trascendencia a la vista, la fuerza se mantiene con puertas y ventanas cerradas, más concentrada en las necesidades dirigenciales que en los requerimientos de su base electoral.
En el Palacio Municipal de Paraná entienden que, si Romero así lo quiere, tiene todo servido para encabezar el proceso político en el PJ. Pero, insisten, dependerá de su voluntad.
El segundo elemento, la falta de recursos, responde a las restricciones de fondos que ha definido el Gobierno nacional. Muchas de las obras que ha dejado la administración de Adán Bahl estaban fondeadas con recursos federales que no llegaron ni llegarán. Tampoco se puede apelar a la asistencia financiera directa.
En paralelo, caen los fondos de coparticipación, tanto nacional como provincial. Es el resultado obvio de restringir vía precios y falta de liquidez un sistema impositivo basado en el consumo. Las tasas municipales también acusan este golpe. Ante la necesidad, primero se atiende el gasto primordial y el pago de tributos queda en un segundo plano.
El ordenamiento fiscal municipal, donde el gasto en personal apenas está en el orden del 50%, deja un margen del 30% de los recursos para que la prestación de servicios básicos, los que sostienen la cotidianidad, no decaiga. Los recolectores de basura necesitan combustible y la planta potabilizadora requiere cloro, por caso. Estos precios corren por delante de la inflación. De allí que el margen flexible estará en los gastos de capital. Es probable que, de no ser a través de la innovación de mecanismos, no se vean grandes obras municipales en el futuro inmediato.
· Relaciones
En el segundo piso de Monte Caseros y Corrientes evalúan que el fenómeno de Javier Milei no es equiparable al de Mauricio Macri. Por estilos, por mensaje y por la profundidad de la transformación que encarna el actual mandatario, la conclusión es que se está ante una nueva época, donde muchos cambios llegaron para quedarse. Ligado a esto, también proyectan que no habrá un “efecto rebote” como el que terminó catapultando a Alberto Fernández a la presidencia. Además, deslizan que la eventualidad de un fracaso estrepitoso eche por tierra el proyecto libertario se aleja, si no es que se esfuma, en el horizonte.
Como signo más claro de los nuevos tiempos señalan el corrimiento del Estado como actor exclusivo y excluyente en materia de inversión pública, sobre todo en lo referente a obras. Avizoran que la realidad próxima estará dominada por combinaciones de iniciativa y financiamiento público – privado, siguiendo modelos que se dan en otras partes del mundo.
Cómo y cuándo comenzará a funcionar este esquema dependerá de las decisiones del Poder central, con el cual las autoridades municipales de Paraná tuvieron contacto directo recién la semana pasada.
Hasta que la reunión de Romero con el ministro del Interior, Guillermo Francos, concretada el lunes 25, no existía vinculo con la Casa Rosada. Ahora quedó abierta una línea roja directa con el funcionario, el más político de los integrantes del gabinete de Milei. Las expectativas, sin embargo, están contenidas. Más allá de la escucha activa, en el Palacio Municipal esperan respuestas. Sobre todo en lo que a transporte y obras públicas se refiere. La respuesta por defecto del Gobierno nacional es “no hay plata”.
Además, los compromisos de Francos, más allá de su buena voluntad, son tamizados por el humor del Presidente, quien ya lo dejó fuera de juego cuando dio marcha atrás con los acuerdos que el titular de Interior había forjado con los gobernadores en el Consejo Federal de Inversiones para destrabar en el Congreso la primera versión de la “Ley Bases”.
La llegada de la presidenta municipal con Frigerio es diferente. En Corrientes y Urquiza valoran la fluidez del entendimiento y la confianza mutua construida. El intercambio de textos y audios es habitual, señalanparana