Lo merecían los dos. Porque fueron de los mejores equipos del Mundial de Rusia 2018. Pero su camino los cruzó en las semifinales y tuvieron que eliminarse. Una pena para la Copa, pero Francia tuvo que sacar a Bélgica del certamen al ganarle 1-0 en un buen partido. Así, Les Bleus se metieron en la tercera final de su historia y esperan rival para el domingo, que saldrá del partido de este miércoles entre Inglaterra y Croacia.
El primer tiempo tuvo mucho de ida y vuelta. Atacaba uno y esperaba el otro. Y después invertían los roles. Pero ni Les Bleus ni los Diablos Rojos lograron imponerse sobre su adversario, aunque los franceses tuvieron un mayor dominio de pelota y de llegadas de peligro.
El complemento recién había empezado cuando Samuel Umtiti, defensor del Barcelona, convirtió de cabeza el único gol del partido, tras un corner (sí, otro tanto de pelota parada…)
Los belgas sintieron el golpe y les costó levantarse. No pudieron tener el mismo nivel que cuando estaban empatando, y lentamente los franceses se adueñaron del partido con la fórmula que los llevó tan lejos. Firmeza en defensa y en el medio (con Paul Pogba y N’Golo Kanté como bandera), más la velocidad y el despliegue de Kylian Mbappé, clave nuevamente para el triunfo galo.
Francia es la única selección de las cuatro grandes favoritas antes del comienzo del torneo -junto a Brasil, Alemania y España- que logró confirmar su condición y alcanzar las semis y ahora la final. Un equipo que combina talento, potencia física y jerarquía y que ya exhibió sus credenciales dejando en el camino a Argentina, Uruguay y Bélgica.
Por su parte, los Diablos Rojos y su «generación dorada» querían sacudir el tablero del fútbol y colocar a su país por primera vez en una final. El equipo dirigido por el español Roberto Martínez demostró de lo que es capaz tumbando en cuartos a Brasil, pero perdió un largo invicto de 24 encuentros.