Paraná

Fiesta patronal en honor a San Cayetano

Misa y procesión
A las 00 de este miércoles se celebra la primera misa de Vigilia, después de la apertura del templo. Luego habrá misas a las 9 y a las 11.

La celebración central será a partir de las 15.30, con la tradicional procesión por las calles del barrio y luego, la misa presidida por el Arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari.

Posteriormente, se llevará a cabo una misa a las 19 y la última misa de la celebración patronal de San Cayetano, será a las 21.

Nació en Vicenza, cerca de Venecia, Italia, en el año 1480. Profesó la austeridad y se atrevió a desafiar el status quo de su época creando la orden de los teatinos. Dio su vida por la paz y, tras su fallecimiento, fue declarado Santo por el Papa el 12 de abril de 1671.

San Cayetano nació el 1 de octubre de 1480 en Vicenza, Italia. Hijo de los Condes de Thiene, Gaspar y María Porto, recibió su nombre en honor a un tío que había muerto recientemente, un canónigo docente de Derecho en la Universidad de Padua. Él y sus dos hermanos, Juan Bautista y Alejandro, quedaron huérfanos de padre cuando apenas eran adolescentes.

En su juventud, Cayetano se interesó por la carrera de abogacía. En la facultad, llegó a ser elegido delegado estudiantil por sus compañeros y era alabado con frecuencia por sus profesores debido a sus altas calificaciones. Sin embargo, él no consideraba que estos fueran motivos para vanagloriarse. «Creo que valgo por lo que soy, y no por lo que los demás digan de mí», decía.

Su humildad sería una cualidad que lo acompañaría por el resto de su vida. En 1506, a los 25 años, fue nombrado protonotario apostólico en la corte del Papa Julio II gracias a las influencias de su familia. Entonces, uno de sus secretarios escribió: «A pesar del puesto; Cayetano no se da ninguna importancia. Viste con sencillez, atiende a todo el mundo aunque sea fuera del horario de oficina. Siempre activo donde lo necesitan. Trata a todos igual, ya sean ricos o pobres. Si mantiene esta actitud tan servicial llegará a ser un hombre muy importante».

Estatua de San Cayetano en Nápoles, Italia (Foto: Shutterstock).

Otra de las principales intereses de Cayetano fue bregar por mantener la paz entre los pueblos. Así fue como, junto a un grupo de diplomáticos, consiguió evitar la guerra entre la República de Venecia y los Estados Pontificios, cuyos resultados podrían haber sido desastrosos. Aquel acuerdo, en contra de sus propios deseos, le valió un enorme prestigio.

Así, quien más tarde en su vida llegaría a ser nombrado Santo comenzó a darse cuenta de que sus objetivos personales iban de la mano con el camino de la fe. «Siento que día a día mi vida suspira por amar a Dios. Mis años de abogado me enseñaron que el pueblo necesita palpar a Dios a través de las obras de los cristianos, de su acción, de sus enseñanzas, de su entrega. Quisiera hacer siempre la voluntad de Dios: esto deseo, y a esto aspiro. Ahora voy a dar otro rumbo a mi vida. Mi camino es dejar todo sin mirar atrás. Uniré mi propia vida a la Cruz de Cristo. Seré sacerdote».

Los Clérigos Regulares vivían en Roma. Habían renunciado a todos sus bienes. Al grupo se unió un obispo, Monseñor Carafa, que con los años llegaría a ser el Papa Pablo IV. Todos se instalaron en una humilde casa de la calle Leonina, en un barrio suburbano. Los jóvenes romanos se entusiasmaron y tiempo después, la morada resultó chica. Entonces se mudaron a una nueva vivienda, en las afueras, casi pegados a la muralla de la ciudad.

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