La Justicia Federal de Paraná condenó a Jorge Mocarbel, titular de la empresa que produce jabones y grasas en Aldea Brasilera, a tres años de prisión condicional por haber contaminado el ambiente del arroyo El Salto, con residuos peligrosos.
La primera condena por un delito ambiental en la Justicia Federal, se dictó en la capital entrerriana. Lilia Carnero, titular del juzgado unipersonal, condenó a Jorge Emilio Mocarbel, titular de la empresa productora de jabones y grasas en Aldea Brasilera, a la pena de tres años de prisión condicional por ser responsable de haber contaminado el ambiente con residuos peligrosos, lo que implicó un riesgo para la salud pública.
Además se le impuso una multa de $50 mil y la obligación para el empresario, de realizar cursos de capacitación para el cuidado del ambiente.
Por otra parte, la defensa del empresario, confirmó que apelará la resolución ante la Cámara Federal de Casación.
La jueza Carnero, tuvo en cuenta el pedido del fiscal José Candioti en donde se puntualizó en el derecho constitucional que tiene todo habitante del país a vivir en un ambiente sano. Tanto la acusación de los fiscales como la condena de Carnero se enmarcaron dentro del delito establecido por el artículo 55 de la Ley 24.051.
El Ministerio Público Fiscal (MPF) acreditó la contaminación del aire, el suelo y el agua mediante las pericias de la Policía Federal Argentina e informes de la Secretaría de Ambiente de la provincia.
Los fiscales Candioti y Leandro Ardoy, habían solicitado una pena de 5 años y 2 meses de prisión.
En la investigación se probó que Mocarbel, vertía líquidos grasosos con restos orgánicos al arroyo El Salto de Aldea Brasilera. Además, se estableció que la empresa, quemaba a cielo abierto, restos de animales y esa acción, liberaba dioxinas y furanos, considerados ecotóxicos con daño a la salud pública.
La acusación acreditó que la contaminación fue con residuos peligrosos y que hubo un nexo entre la utilización de esos residuos y la contaminación generada. Mocarbel también enterraba desechos y contaminaba el suelo.
Para los fiscales, fue clave demostrar que Mocarbel actuó a sabiendas de que estaba cometiendo un ilícito y contaminando el ambiente. Para esto, las pruebas son contundentes: en mayo del 2014, una inspección de la Secretaría de Ambiente advirtió que cambie la conducta; en junio y octubre del mismo año constataron que la situación continuaba y advirtieron al empresario.
Pero es clave la firma de un acta acuerdo en diciembre del 2014, donde Mocarbel se comprometió a cesar su actividad ilícita y esto implica para los fiscales un reconocimiento de que antes estaba cometiendo delito. A pesar de este acta, en 2015 la Policía Federal Argentina (PFA) vuelve a comprobar contaminación y en 2016 se realizó un estudio en el aire y se determina el daño.