Un hombre de 78 años fue atacado en su casa del Lomas del Mirador I. Terminó con golpes en el rostro y la cabeza, y cortes en el cuello y la oreja. El asaltante huyó con dos palas.
Jorge Dardo se levantó temprano el domingo, salió a la vereda y tuvo un buen gesto con un joven que le pidió un vaso de agua. El visitante le pegó con una baldosa en el rostro y la cabeza y lo apuñaló en el cuello. La esposa de Jorge pidió auxilio a gritos, y el asaltante huyó con dos palas. Su familia y todos sus vecinos están hartos de vivir con miedo, y de la inacción de las autoridades que no toman las medidas necesarias ante estos casos de menores de edad con severos problemas de adicciones que tienen a mal traer a los barrios de la zona este de Paraná.
Ahora el hombre de 78 años está mejor, aunque con visibles consecuencias del ataque. «Me levanto y a las 7.30 abro la puerta. Miro, no andaba nadie, estaba nublado, y en eso que estaba así veo que viene alguien de allá, esperé un ratito y se paró un muchacho, con algo en la mano. Salí aquí afuera, estaba con un bidón de plástico, y de allá (desde la vereda) me dice ‘¿Me da un vaso de agua?’. ‘Bueno sí, esperate’, le digo, me fui a buscar adentro, voy a la cocina, saco de la heladera una botella plástica que tenemos con agua fresca. Cuando salí acá se vino para acá y destapa el bidón, le digo ‘¿No tenés un vaso, nada?’. ‘No ahí nomás’, me dice».
Luego el joven le pidió que le echara agua en el brazo, que tenía tatuado. Jorge le pidió que fueran más a la vereda para no hacer barro en la entrada de la casa, «pero no me dio pelota», contó. Entonces entró a la casa y el ladrón se le fue encima: «Cuando me doy vuelta ya estaba parado acá, le digo ‘esperate qué pasa’, y ahí ya no me acuerdo más», relató el vecino.
El asaltante había agarrado una baldosa rota de las que hay a un costado, y golpeó a Jorge en la cara y la parte de atrás de la cabeza. Pese a que el hombre no opuso resistencia, el joven sacó un arma blanca: «Estaba con una cortaplumas, habrá sido cuando estaba caído o antes de pegarme con la piedra, me pegó dos tajos, me tiró uno acá a la izquierda que me cortó en la oreja, y después me tiró otro acá abajo, que era cuando yo le gritaba ¡’pará pará’! Entre el guardarropa y la pared había dos palas con las que mi hijo está trabajado, una de punta y una ancha, entró y manoteó las palas. Mi mujer escuchó pero no me vio a mí porque ya me había golpeado, salió a los gritos para el fondo y cuando este loco sintió que gritaba, disparó», recordó Jorge.
La esposa, shockeada por la situación violenta, corrió hacia un patio que tienen en común los vecinos para pedir ayuda. Alguien llamó a la Policía y otro a Leonardo, hijo de Jorge. Todos llegaron enseguida y vieron al hombre en un charco de sangre. Una ambulancia lo llevó a una clínica del centro, donde los médicos constataron varios traumatismos en la cabeza, el más grave uno que le dejó un poco de sangre en la membrana entre el cerebro y el cerebelo. Pero además tenía un corte en el cuello, donde la navaja que le tocó la tráquea.
«Tirarle con el arma blanca al cuello era para matarlo», aseguró la nieta y Jorge coincidió: «La manera que me agredió era para matarme».
Varios vecinos lo vieron al ladrón huir con las dos palas hacia el barrio Municipal, y lo identificaron con su apodo y su apellido en la denuncia que radicaron en la comisaría 12ª, pero su nombre aún no se puede publicar para no entorpecer una posible detención. Desde la Policía informaron a UNO que esperan la orden de la Fiscalía para la detención.
Ahora, todos en el barrio esperan que la historia no siga como hasta ahora ha ocurrido con otros casos, sobre todo de menores de edad, que en los últimos años jaquearon a la zona con delitos violentos. «Desde 2013 venimos con notas, nos reunimos con los fiscales, con la Policía, y el juez Gómez del Río vino acá, estuvimos charlando, pero siempre todos pateando la pelotita», contó Martín, un familiar de Jorge.
Sobre el asaltante, saben que «es una persona que tiene antecedentes, que ya está cansado de hacerle cosas a la gente, y así va? pero como es menor, tiene 16 años… Ahora hablamos con algunos vecinos y se preocupan cuando pasa una cosa de estas», contó otro familiar de la víctima.
Leonardo dijo: «Acá los casos que tienen alguna condena son los de muerte. Fijate que en los juicios abreviado tiene que haber muertos, en estos casos (como el asalto y golpiza a Jorge) no toman medidas, pero sí cuando pasa lo peor».
«La única forma es esto, meter presión por los medios, esto le cabe la carátula de intento de homicidio», dijo la nieta, y Martín agregó: «Lo que nos queda es eso, porque después la justicia… Hasta que no tiene 20 causas, como ha pasado con otros chicos, no hacen nada, acá la zona es un semillero. Es sentido común, si tiene antecedentes, va a salir y va a seguir haciendo esto, hay que encerrarlo y si tiene problemas con las drogas, que lo encierren en un centro de rehabilitación, no puede estar en la calle, porque es un peligro para la sociedad y para él mismo, porque la gente va a empezar a tomar represalias».
Jorge se sorprende por «la inquietud que causó en los vecinos del barrio, porque ese día nomás fue una de ir y venir la gente, los conocidos, a averiguar».
«La gente está tomando conciencia que nos tenemos entre nosotros, porque después la Policía los ha llevado y él los denuncia porque es menor, o porque es persecución», afirmó otro familiar.