El Pontífice afirma que «la violencia y la paz están en el origen de dos maneras opuestas de construir la sociedad» y afirma que «la proliferación de brotes de violencia da origen a gravísimas y negativas consecuencias sociales».
«La no violencia: un estilo de política para la paz», es el título del mensaje del papa Francisco para la 50ª Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1º de enero de 2017 y que fue publicado hoy, 12 de diciembre, en el Vaticano. El pontífice recuerda en su mensaje que «la violencia y la paz están en el origen de dos maneras opuestas de construir la sociedad» y afirma que «la proliferación de brotes de violencia da origen a gravísimas y negativas consecuencias sociales».
En Santo Padre expresa su deseo de que la no violencia, «se trasforme, desde el nivel local y cotidiano hasta el orden mundial, en el estilo característico de nuestras decisiones, de nuestras relaciones, de nuestras acciones y de la política en todas sus formas».
El Papa recuerda que el mismo Jesús también vivió en «tiempos de violencia» y enseñó que el verdadero campo de batalla, en el que se enfrentan la violencia y la paz, es el corazón humano. Pero el mensaje de Cristo ante esta realidad, afirma el Papa, fue predicar «incansablemente el amor incondicional de Dios que recibe y perdona y enseñó a sus discípulos a amar a los enemigos». Y por ello, dice Francisco, «ser hoy verdaderos discípulos de Jesús significa también aceptar su propuesta de no violencia».
Por otra parte el pontífice pide que se reconozca «el primado de la diplomacia sobre el fragor de las armas» y reivindica que la ‘no violencia’ como una táctica política puede hacer mucho para combatir el flagelo del tráfico ilícito de armas, sobre el que afirma: «Sostiene la mayor parte de los conflictos en el mundo» y añade que «la fuerza de las armas es engañosa».
Asimismo recordó el pontífice en su mensaje la lucha contra la no violencia de la Madre Teresa de Calcuta, lo que evidencia que «mientras los traficantes de armas hacen su trabajo, hay pobres constructores de paz que dan la vida sólo por ayudar a una persona»
Por lo tanto el Papa insiste en el mensaje que es necesario moverse «en los espacios de lo que es posible, negociando vías de paz, incluso ahí donde dichas vías parecen ambiguas e impracticables».
«De esta manera, la no-violencia podrá adquirir un significado más amplio y nuevo: no solo como aspiración, deseo, rechazo moral de la violencia, de las barreras, de los impulsos destructivos, sino como enfoque político realístico, abierto a la esperanza».
«Se trata de un método político fundado en la primacía de la ley. Si se salvaguardan los derechos de cada persona y la igual dignidad de cada uno sin discriminación ni distinción, la no-violencia, entendida como método político, puede constituir una vía realista y llena de esperanza para superar los conflictos armados. En esta perspectiva, es importante que siempre se reconozca la fuerza del derecho, en vez del derecho de la fuerza», subraya el mensaje del Papa.
El Papa señaló que la raíz doméstica de una política no violenta está en la familia, e invitó a recorrer el sendero de la no violencia allí, «en el seno de la familia», que definió como el «lugar donde se aprende el diálogo y el respeto».
«Una ética de fraternidad y de coexistencia pacífica entre las personas y los pueblos no puede basarse sobre el miedo, la violencia y el cerrazón» afirma. De ahí su llamamiento a favor del desarme, la prohibición de las armas nucleares que «no pueden servir a este tipo de ética». «Con urgencia suplico, que se detenga la violencia doméstica y los abusos a mujeres y niños».
Por último el pontífice exhorta a los cristianos a que den su «aporte competente en la elaboración de normativas a todos los niveles» e invita a los líderes políticos y religiosos a «aplicar las bienaventuranzas en el desempeño de sus propias responsabilidades».
«Es el desafío ?escribe el Papa en su mensaje- de construir la sociedad, la comunidad o la empresa, de la que son responsables, con el estilo de los trabajadores por la paz; de dar muestras de misericordia, rechazando descartar a las personas, dañar el ambiente y querer vencer a cualquier precio».
La Jornada Mundial de la Paz fue instituida por el papa Pablo VI y se celebra cada año el primero de enero. El mensaje del Papa es enviado a las cancillerías del mundo y señala la línea diplomática de la Santa Sede para el año que inicia.