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la variante Delta: tardó 7 meses en llegar y el país aún no está preparado

La presunta confirmación de los primeros casos autóctonos deja en evidencia que el Gobierno desaprovechó el tiempo que le pidió a los “varados” para avanzar con las segundas dosis de las vacunas.

La variante Delta fue identificada en la India en diciembre de 2020. En el país asiático causó estragos. Al día de hoy hay allí 31 millones de contagiados y 423 mil muertos. Pero hacia fines del año pasado, cuando reinaba el optimismo de las primeras vacunas, aquello era un monstruo al que el mundo miraba de lejos.

Pocos meses después la Delta comenzó a propagarse hacia otras latitudes. Hoy casi no queda rincón del planeta sin su presencia. Pasaron más de siete meses para que, finalmente, la Delta decidiera plantar bandera en la Argentina. El tiempo que se tomó para llegar fue bastante generoso.

Con otros países, en cambio, la «ex» variante de la India no tuvo la misma consideración. Al momento de desembarcar y empezar a colonizar las tierras del último rincón del hemisferio sur ya había dejado su huella implacable en un centenar de países.

La historia recuerda a la de los comienzos de la pandemia, cuando en la Argentina se subestimaba la posibilidad de que el Covid ingresara. Ahora no sucedió exactamente lo mismo, pero la única medida que realmente decidió el Gobierno fue cerrar las fronteras para que el virus no entrara por Ezeiza. Y si lo hacía, identificarlo y aislarlo.

La porosidad de las fronteras terrestres nunca estuvo en el radar. Este mismo viernes, Paraguay confirmó la circulación comunitaria de la misma variante. Los casos presuntamente autóctonos detectados en la Ciudad no se sabe dónde se originaron. Hasta el momento no se ha encontrado nexo epidemiológico que explique cómo la Delta llegó a Monserrat.

Hace dos meses, a principios de junio, se supo que las mutaciones que originaron la Delta la volvían un 60 por ciento más contagiosa que las conocidas hasta ese momento. Por entonces seguía complicando la situación sanitaria global lejos de la Argentina. Nuestro país tenía «la suerte» de lidiar todavía con variantes más «amigables», como la de Manaos, la del Reino Unido y la de Río de Janeiro.

Que fuera un 60 por ciento más contagiosa significaba que había que estar mejor preparados para enfrentarla. Pero en junio la Argentina todavía no tenía las vacunas suficientes para satisfacer lo que los expertos ya empezaban a vislumbrar como condición para evitar que la tormenta terminara en naufragio: vacunar con las dos dosis.

En julio el escenario cambió: empezaron a llegar más vacunas al país. Tanto que el Consejo Federal de Salud (Cofesa), a comienzos de ese mes, fijó como prioridad acelerar las segundas dosis. La Delta todavía parecía un peligro lejano, aunque su sombra se sentía cada vez más cerca.

Esa prioridad del Cofesa luego no fue tal. Durante todo junio la cantidad de segundas dosis aplicadas no escaló y la relación entre primeras y segundas siguió siendo de cuatro a uno. La última semana, el Cofesa reiteró la prioridad de las segundas dosis y la ministra de Salud dijo que eso sucederá en agosto.

Este viernes, un comunicado del Ministerio de Salud afirmó que los presuntos casos autóctonos “se confirmaron tres meses después del primer caso de variante Delta detectado en un viajero, lo que demuestra la eficacia de las medidas de control a viajeros en el retraso de la aparición en el territorio nacional”.

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