La última etapa del viaje de casi 470 millones de kilómetros, que implicó ingresar en la atmósfera del planeta rojo y posarse con éxito en el cráter Jezero, podría haber significado el fracaso de la misión
Después de casi 470 millones de kilómetros recorridos en siete meses, el rover Perseverance completó el jueves su viaje a Marte. Quizás la etapa más crucial del viaje fue la última. Descrita como los “siete minutos de terror”, implicó atravesar la delgada atmósfera del planeta rojo y descender en la superficie rocosa del cráter Jezero.
El “rover” tocó suelo marciano sobre las 15:56, hora del este de Estados Unidos (20:56 hora GMT), según la agencia espacial estadounidense, y se convirtió en el quinto de estos vehículos que explora el planeta vecino, en este caso con la meta de descubrir signos de vida en el pasado.
Tres minutos más tarde se desplegó un paracaídas de 21 metros de ancho que logró reducir la velocidad a 1512 kilómetros por hora a 11.200 metros del suelo. Hasta ese momento, Perseverance aún caía como una roca muy pesada (con el escudo térmico adosado y quemado) y a gran velocidad. Después, se desprendió el escudo y cayó. Allí, fue revelada la parte inferior de la cápsula con módulos de rada y cámaras que se aseguraron de que Perseverance se colocara en un lugar seguro. Este sistema, llamado Navegación Relativa al Terreno, es esencialmente un piloto automático que usa imágenes de Marte obtenidas previamente para asegurarse de que el rover apunte a la zona de aterrizaje correcta.