A 12 años de su desaparición, fuentes judiciales revelaron una línea de investigación que data de hace 4 años y ahora vuelve a reflotar
La desaparición de Fernanda Aguirre sigue siendo una de las grandes incógnitas en Entre Ríos. Hoy, 25 de julio de 2016, a 12 años de la última vez que su familia la vio, fuentes judiciales revelaron una línea de investigación que mantuvieron bajo siete llaves y ahora vuelve a cobrar fuerza, a la espera de nuevos resultados de ADN.
Según se conoció, hace 4 años hallaron restos óseos, precisamente un cráneo, en las playas de Concepción del Uruguay. En dicho momento, se realizaron dos exámenes de ADN para investigar si pertenecían a Fernanda. Sin embargo, los resultados dieron negativos porque no hubo precisiones técnicas que pudieran determinar o descartar definitivamente el patrón genético.
En dicha oportunidad, el cuerpo de odontólogos de la Justicia advirtieron ciertas coincidencias antropológicas y morfológicas en las piezas dentarias. Precisamente, en el expediente afirman que los “restos óseos poseen características antropológicas semejantes con la edad que tenía la niña al momento de la desaparición, como así también al período cronológico comprendido entre esa época y la actual”.
En esta línea, la falta de resultados precisos por la ausencia de tecnología de última generación que permita asegurar o desestimar el patrón genético, motivó ahora al juez Gustavo Maldonado a solicitar un tercer examen de ADN, que todavía está en proceso de concreción. De esta manera, se abre nuevamente la expectativa para tratar de definir el enigma del caso.
Según los miembros judiciales protagonistas, la causa nunca se paralizó. En este sentido, reafirmaron que todavía se investigan “datos aportados por personas que posean apariencia de posibles, en el sentido de ser sinceros, reales o creíbles, por no ofrecer carácter alguno de falsedad”.
Fernanda tenía 13 años cuando desapareció. Ese día estuvo con su madre y su hermana en el puesto de flores frente al cementerio de San Benito. Desde ese lugar fue caminando hacia su casa por calle Laurencena, hasta San Martín. Pero nunca llegó. Su madre, María Inés Cabrol, murió el 11 de mayo de 2010, a los 45 años, en plena búsqueda de su hija. Desde entonces, su abuela continúa la lucha y no pierde las esperanzas.